CIUDAD DEL VATICANO, 8 may (El Libre Observador) – El humo blanco emergió puntual y contundente de la chimenea de la Capilla Sixtina. Una señal ancestral que, desde hace siglos, transforma el cielo romano en anuncio universal. Minutos después, las campanas repicaron y la multitud congregada en la Plaza de San Pedro respondió con un estallido de júbilo. El catolicismo tiene un nuevo Papa: Robert Francis Prevost, cardenal nacido en Estados Unidos y naturalizado peruano, asumió el pontificado bajo el nombre de León XIV.
A los 69 años, el exobispo de Chiclayo en Perú subió al balcón de la Basílica vaticana para dirigir su primer mensaje como líder de la Iglesia católica. Su saludo inicial, en italiano, fue sobrio y cargado de simbolismo:
“Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo resucitado. Que la paz sea con ustedes”.
Cambió luego al español para dirigirse directamente a quienes lo acompañaron durante décadas en América Latina.
“Gracias a mi antigua diócesis en Perú, donde un pueblo leal ha compartido su fe y ha dado mucho”.
La elección de Prevost marca varios hitos en la historia moderna del catolicismo. Es el primer Papa con ciudadanía estadounidense o peruana, el primero nacido en América del Norte, y uno de los pocos en asumir el pontificado con una doble pertenencia cultural y espiritual: la de un religioso formado en el corazón de la Iglesia estadounidense y moldeado durante décadas en las realidades pastorales del Perú.

Un Papa con alma latinoamericana
Nacido en Chicago en 1955, Robert Prevost abrazó la vida religiosa en la orden de San Agustín y llegó a Perú a mediados de los años 80. En Trujillo dirigió el seminario agustino por más de una década, enseñó teología, fue juez eclesiástico y ocupó cargos clave en la diócesis. En 2014, el papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, cargo que ejerció hasta 2023, cuando fue llamado al Vaticano para dirigir el Dicasterio para los Obispos, el organismo que define la composición del episcopado católico en el mundo.
Su paso por Perú dejó huellas. Jesús León Ángeles, líder de un grupo católico en Chiclayo, lo describe como “una persona muy sencilla que se desvivía por ayudar a los demás”, especialmente sensible a las problemáticas de los migrantes venezolanos que llegaron al país en los últimos años.
Prevost fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana y administrador apostólico del Callao. Desde Roma, fue además presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, y en febrero de 2025 ascendió al rango de cardenal-obispo de Albano, uno de los títulos más antiguos y prestigiosos del Colegio Cardenalicio.

Un cónclave breve y una elección clara
El cónclave que lo eligió fue breve: apenas cuatro rondas de votación en un solo día. Participaron 133 cardenales con derecho a voto, muchos de ellos procedentes de países que hace apenas unas décadas no tenían representación en este nivel de la Iglesia: Papúa Nueva Guinea, Mongolia, Ruanda o Pakistán.
“Es un signo claro de la unidad de la Iglesia”, dijo el cardenal italiano Giuseppe Versaldi desde la sala de prensa vaticana.
La elección rápida indica que Prevost fue un candidato de consenso entre las distintas corrientes que conviven dentro del Colegio Cardenalicio, y que su perfil —puente entre hemisferios, entre tradición y renovación, entre América y Roma— resultó idóneo para un momento de transición delicado tras la muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril.

Heredero de Francisco y defensor de los pobres
León XIV rindió homenaje a su predecesor durante su primer mensaje. Francisco, con quien compartía una estrecha relación personal y pastoral, lo promovió a posiciones clave en la Curia y lo formó como parte de su equipo más cercano.
“La humanidad necesita a Cristo como puente para ser alcanzada por Dios y su amor. Ayúdennos, y ayúdense unos a otros, a construir puentes”, proclamó León XIV, evocando una de las imágenes favoritas de Francisco.
El reverendo Mark Francis, amigo de Prevost desde los años 70, lo definió como una “voz de sentido común” y un firme defensor del enfoque social del papado anterior:
“Siempre fue amable y cálido, y se mantuvo como una voz práctica para la labor de la Iglesia en favor de los pobres”, dijo a la agencia Reuters.

Reacciones globales y un nuevo liderazgo
La elección de un Papa con raíces latinoamericanas y formación norteamericana despertó una oleada de reacciones. Desde Lima, la presidenta Dina Boluarte lo calificó como un “momento histórico para el Perú y el mundo” y recordó que Prevost “eligió ser uno de nosotros”.
Desde Estados Unidos, el expresidente Donald Trump felicitó al nuevo Papa a través de su plataforma Truth Social:
“Es un gran honor saber que es el primer Papa estadounidense. ¡Qué emoción y qué gran honor para nuestro país!”.
En Roma, la multitud en la Plaza de San Pedro celebró con lágrimas, banderas y cantos. “Pensábamos que sería fumata gris, y cuando se vio el humo blanco, la gente se empezó a abrazar, algunos lloraron y corrieron hacia el balcón”, relató Alicia Hernández, enviada especial de BBC Mundo.
El desafío del puente
León XIV asume el pontificado en un mundo convulsionado, polarizado y hambriento de referencias éticas. Su experiencia en dos continentes, su sensibilidad pastoral, y su herencia directa de Francisco lo posicionan como un pontífice llamado a tender puentes entre culturas, entre Iglesias locales y entre generaciones.
Al finalizar su discurso, pidió orar juntos. El mensaje fue claro: paz, unidad y continuidad. Comienza un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia católica. Uno que habla español, inglés… y que respira desde los Andes hasta Roma.
