LA PAZ, 21 nov (El libre Observador) — El Gobierno de Bolivia trató este viernes de cerrar filas en torno al presidente Rodrigo Paz, después de que su propio vicepresidente, Edmand Lara, afirmara públicamente que el mandatario estaba actuando como un “títere” del empresario y aliado político Samuel Doria Medina.
La nueva vocera presidencial, Carla Faval, salió a desactivar lo que describió como “falsas percepciones” en un momento en que la joven administración enfrenta su primera tormenta interna.
Faval, quien habló por primera vez desde su designación, defendió la autonomía de Paz y aseguró que el presidente está tomando “acciones firmes, coherentes y con carácter” en medio de decisiones “complejas” para estabilizar el país. En su diagnóstico, lo que existe no es un conflicto entre las dos máximas autoridades del Ejecutivo, sino una relación marcada por un estilo distinto al de gobiernos anteriores, en los que el vicepresidente solía mantener un papel más distante.
Las tensiones estallaron luego de que Lara criticara la creación del Viceministerio de Coordinación Legislativa, al sugerir que Paz estaba siendo mal asesorado y que se le estaban restando atribuciones constitucionales.
El presidente respondió con sobriedad: recordó que la figura ya existía y estaba amparada por la Constitución, y trató de minimizar el señalamiento. Pero la polémica creció cuando se conoció la destitución del ministro de Justicia, Freddy Vidovic —a quien el propio Lara había recomendado— y su reemplazo por Jorge García Pinto, cuya trayectoria el vicepresidente cuestionó de inmediato.

El episodio derivó en un gesto sorpresivo: Paz anunció horas más tarde la eliminación completa del Ministerio de Justicia, una decisión que sumó interrogantes sobre la cohesión interna del Gobierno y sobre el verdadero alcance de la influencia del vicepresidente en la arquitectura del gabinete. Mientras tanto, sectores afines a Lara convocaron una marcha, cuyos motivos el Ejecutivo dijo desconocer y que, según Faval, podría responder “a intereses políticos o a demandas de pegas”.
La vocera insistió en que “no existe una ruptura real” y confirmó que Paz y Lara tienen prevista una reunión para “encarar su gestión como binomio que dirige el Estado”. Sin embargo, la falta de una fecha concreta y la sucesión de desencuentros han alimentado la sensación de un Ejecutivo obligado a administrar sus propias fracturas mientras intenta proyectar estabilidad.
En un intento por reforzar la imagen de orden y transparencia, Faval anunció además que la vocería presidencial será la única fuente oficial para comunicar la agenda y las declaraciones de Paz, y que emitirá información verificada cada lunes. Es un movimiento que busca controlar el relato en un momento en que el Gobierno atraviesa su primer conflicto de narrativa —y de poder— apenas iniciada la gestión.


