LA PAZ, 8 jul (El Libre Observador) — El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia ha cerrado nuevamente la puerta a una nueva candidatura presidencial de Evo Morales. En una carta oficial enviada esta semana al exmandatario, el órgano electoral declaró que no existe ningún registro del “Instrumento Político Evo Pueblo”, la agrupación con la que Morales buscaba volver a presentarse a las elecciones de 2025 en alianza con el pequeño partido Pan-Bol.
De manera contundente, el TSE también subrayó que, al no haberse presentado formalmente una candidatura, no puede pronunciarse al respecto.
“No existe registro de una organización denominada ‘Instrumento Político Evo Pueblo’. (…) En ningún momento se presentó oficial y legalmente la candidatura del señor Evo Morales Ayma”, señala la nota firmada por el presidente del TSE, Óscar Hassenteufel.
La respuesta del tribunal no solo rechaza el vehículo político elegido por Morales, sino que también valida la personería jurídica del congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) celebrado en octubre pasado en El Alto, liderado por el sector afín al presidente Luis Arce. Con ello, el TSE consolida el quiebre entre el “evismo” y el “arcismo”, las dos corrientes enfrentadas dentro del partido que ha gobernado Bolivia durante casi dos décadas.

El MAS, fracturado y en guerra
El episodio ilustra el punto crítico al que ha llegado la fractura dentro del MAS, el partido que llevó a Morales al poder en 2006 y que ha sido la fuerza dominante de la política boliviana desde entonces. Tras la salida forzada de Morales en 2019, la posterior elección de Luis Arce en 2020 —impulsado inicialmente por Morales— derivó en una lucha intestina por el control de la organización, de sus símbolos, de su aparato electoral y, ahora, de su candidatura presidencial para 2025.
Morales, cada vez más aislado institucionalmente, ha intentado sortear esta pérdida de control apelando a nuevas estructuras o alianzas marginales, como la recientemente desactivada alianza con Pan-Bol. Desde su cuartel político en el trópico de Cochabamba, se ha mantenido en pie de guerra, acusando a Arce y al TSE de ser parte de un “golpe silencioso” que busca bloquear su retorno.
Pero más allá de la pugna personal, el episodio revela el desgaste de una estructura política que alguna vez fue monolítica y que hoy vive su mayor crisis desde que el MAS ascendió al poder.
El hecho de que Morales haya debido recurrir a un partido sin personería jurídica ni estructura nacional como Pan-Bol, y que su propuesta haya sido rechazada de manera tajante por el árbitro electoral, es un reflejo de esa decadencia organizativa y del debilitamiento de su capital político institucional.

La economía y el calendario electoral
El telón de fondo de esta disputa es un país que se aproxima a un nuevo ciclo electoral en 2025 en condiciones económicas mucho menos favorables que en el pasado. El gobierno de Luis Arce enfrenta una desaceleración económica, una caída prolongada de las reservas internacionales y dificultades para mantener la estabilidad del tipo de cambio.
Si bien el Ejecutivo ha logrado evitar una crisis cambiaria abierta, los equilibrios fiscales son frágiles y el margen para expandir el gasto público —uno de los pilares del modelo económico boliviano— es cada vez más estrecho.
En este contexto, el MAS se encamina a las elecciones dividido, mientras la oposición política sigue fragmentada y debilitada, aún sin una figura capaz de capitalizar la creciente insatisfacción ciudadana.
Desde su salida del poder en 2019 —tras semanas de protestas y un pronunciamiento militar que él ha calificado de “golpe”— Morales ha buscado por múltiples vías retornar al escenario central de la política boliviana. Si bien conserva apoyo en sectores rurales y sindicales, su figura ya no concita el consenso que alguna vez lo convirtió en el presidente más duradero de la historia del país.
Las señales que emanan de la institucionalidad boliviana —tribunales, partidos y organismos electorales— sugieren que, aunque Morales conserva influencia simbólica, las puertas del poder están hoy más lejos que nunca para él.

