
LA PAZ, 23 oct (El Libre Observador) – Un enfrentamiento inusual y acalorado tuvo lugar en un vuelo de una aerolínea comercial en Bolivia cuando Carolina Ribera, hija de la expresidenta (2019-2020), Jeanine Áñez, increpó fuertemente a Álvaro García Linera, exvicepresidente del país (2006-2019), sobre su huida de Bolivia a México, tras la renuncia, y luego respecto a la detención de su madre en un penal de La Paz.
Ribera no dudó en confrontar a García Linera en el avión, expresando su indignación. Con determinación, afirmó: «Mi madre es una secuestrada política, una presa política por culpa de este señor, que la tiene presa».
El exvicepresidente, aparentemente descansando con los brazos cruzados, se vio sorprendido por la intervención de Ribera. Ante las palabras de la joven, intentó apartar el teléfono con el que estaba siendo grabado.
Carolina Ribera no escatimó en sus palabras y tildó a García Linera de «cobarde que salió del país» y lo acusó de ser «un violador de derechos humanos». Le endilgó la responsabilidad por los presos políticos en Bolivia y señaló su huida en 2019 como un acto de cobardía, abandonando a su pueblo y dejando un vacío de poder.
Ribera resaltó que en ese momento, su madre, Jeanine Áñez, asumió la responsabilidad para pacificar el país y convocar a elecciones.
Carolina Ribera, en un tono firme, aseguró a García Linera que no descansará en su lucha por la libertad de su madre y de todo el país, dejando en claro su compromiso y determinación en la causa.
En respuesta a las acusaciones y señalamientos de Ribera, Álvaro García Linera no se quedó callado. Con tono sereno, pero enérgico, tildó de «asesina» tanto a Ribera como a su madre, Jeanine Áñez. El exvicepresidente sacó su propio teléfono, aparentemente para grabar también el intercambio.
Este sorprendente enfrentamiento aéreo ocurrió el mismo día en que la Fiscalía presentó una acusación formal contra Jeanine Áñez en los casos Senkata y Sacaba, acusándola de genocidio por su presunta implicación en la represión policial y militar de 2019, que resultó en la muerte de 20 personas.
Bolivia observa con atención estos acontecimientos, que reflejan la profunda división política en el país y la tensión que rodea el caso de la expresidenta Áñez, detenida con sentencia de 10 de prisión en una cárcel de La Paz por un primer caso denominado “Golpe de Estado II”.

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