LA PAZ, 20 nov (El Libre Observador) — Bolivia ya tiene trazado el camino más corto —y más incierto— hacia la Copa del Mundo 2026. La selección nacional deberá superar primero a Surinam, su rival en las semifinales del repechaje intercontinental que se disputará el 26 de marzo en Guadalajara. Si triunfa, la Verde jugará cinco días después un duelo decisivo frente a Irak por el último billete mundialista que ofrece esta vía clasificatoria.
El sorteo celebrado en Zúrich emparejó a Bolivia con una selección surinamesa que atraviesa un momento de crecimiento acelerado.
Pese a no haber coincidido nunca en un partido oficial, el cuerpo técnico boliviano conoce bien el perfil de su adversario: un equipo con solo un puñado de futbolistas en su liga local y un núcleo competitivo formado en campeonatos europeos, desde la Eredivisie neerlandesa hasta torneos de Ucrania, España y Alemania. Surinam, antigua colonia de Países Bajos, ha sorprendido en las Eliminatorias de Concacaf y sueña con su primera participación mundialista.
Óscar Villegas, seleccionador boliviano, advirtió que la exigencia del cruce será elevada y que no existe margen para la improvisación. “No hablamos de una selección menor”, subrayó en declaraciones a un medio local. El encuentro en Guadalajara —a 1.500 metros de altitud— ofrece a Bolivia un terreno intermedio entre el llano caribeño y la altura andina, un factor que el cuerpo técnico considera manejable.

La posibilidad de enfrentar a Irak, en caso de superar la primera prueba, añade un componente de urgencia a la preparación. Bolivia deberá gestionar dos partidos a vida o muerte en menos de una semana, en un formato que no perdona errores y en el que la capacidad de adaptación será tan importante como el rendimiento inmediato. Desde 1994, la última vez que la Verde disputó un Mundial, la selección boliviana no se había encontrado tan cerca de la clasificación.
Villegas insiste en que el equipo está afinando un estilo menos dependiente del balón largo y más asociado a la posesión y la construcción ofensiva. “Queremos llegar a marzo con un funcionamiento sólido en la definición y en tres cuartos de cancha”, aseguró.
El repechaje, reducido y vertiginoso, deja a Bolivia ante una oportunidad histórica. Dos partidos separan al país de un regreso mundialista largamente postergado y, también, de otra decepción. El desafío está lanzado.


