LA PAZ, 7 jul (El Libre Observador) — Bolivia registró en mayo un superávit comercial de 13 millones de dólares, revirtiendo una racha de siete meses consecutivos de saldo negativo.
El resultado, anunciado este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), se atribuye al repunte de las exportaciones del sector industrial, lideradas por productos como derivados de soya, joyería de oro y castaña, pese a las tensiones internas y los bloqueos en rutas comerciales estratégicas.
“El saldo positivo implica una mayor disponibilidad de divisas para nuestra economía. En términos teóricos, eso debería contribuir a una disminución del tipo de cambio en el mercado paralelo”, explicó en conferencia de prensa el director del INE, Humberto Arandia.
Exportaciones resisten a la conflictividad
Las exportaciones totales alcanzaron los 759 millones de dólares en mayo, con una leve caída intermensual del 1%. Sin embargo, el crecimiento del 7% en la industria manufacturera y del 2% en el agropecuario permitió compensar la contracción en minería e hidrocarburos.
Los derivados de soya destacaron con un volumen de 120 millones de dólares, el más alto del año. A esto se sumó el alza en las ventas de joyería de oro (22%), estaño metálico (4%) y urea (9%), impulsada por la demanda global.
“La minería también mostró buen desempeño gracias a precios favorables. Y no podemos dejar de lado la castaña, que se cotiza cerca de máximos históricos”, señaló Arandia.

Caída de importaciones refuerza el superávit
En contraste, las importaciones totalizaron 746 millones de dólares, una caída del 19% respecto a abril. La disminución estuvo marcada por la menor compra de materias primas y productos intermedios, así como por la normalización de importaciones de combustibles, que bajaron de 359 a 223 millones de dólares.
El director del INE subrayó que el resultado se logró incluso con las dificultades logísticas causadas por los bloqueos sociales, que desde mediados de mayo afectaron rutas clave hacia puertos del Pacífico, especialmente el corredor de Tambo Quemado. “Sin estos conflictos, el saldo comercial habría sido aún mayor”, apuntó.

Contexto económico desafiante
El repunte ocurre en un contexto de tensiones internas por la escasez de divisas, presión inflacionaria y persistentes distorsiones en el tipo de cambio. Desde principios de año, Bolivia enfrenta una creciente brecha entre el dólar oficial y el paralelo, lo que ha generado incertidumbre en el mercado y desconfianza en la moneda local.
Consultado sobre el posible impacto del superávit en esa brecha, Arandia fue prudente. “Es difícil precisar cuánto podría bajar, ya que el mercado paralelo está influenciado por factores especulativos. Pero desde el punto de vista de los fundamentos macroeconómicos, debería reducirse”.
El Gobierno ve en esta mejora de la balanza comercial un paso hacia la estabilización de la economía y la recuperación de las reservas internacionales. No obstante, analistas advierten que el repunte aún es frágil y dependerá de la evolución de los precios internacionales, la estabilidad interna y la resolución de conflictos sociales que han golpeado la logística de exportación.
En medio de un entorno volátil, el desempeño positivo de mayo ofrece al Ejecutivo un respiro temporal, pero no resuelve las tensiones estructurales que enfrenta la economía boliviana.

