LA PAZ, 24 feb (El Libre Observador) – Bajo un cielo gris y con la Plaza Abaroa como telón de fondo, decenas de militantes “evistas”, seguidores de Evo Morales, se agolparon ante las puertas del Tribunal Supremo Electoral (TSE). En sus manos, sobres con cartas de renuncia, en sus rostros, una mezcla de frustración y determinación.
Uno a uno, fueron entregando los documentos con los que oficializaban su salida del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido que los cobijó por casi dos décadas y que llevó a Morales al poder en 2006. Ahora, ese mismo MAS estaba en manos de su otrora aliado y hoy adversario: el presidente Luis Arce.
«Nos han robado nuestra sigla, pero no nos robarán la lucha», declaró Enrique Mamani, uno de los dirigentes que encabezaba la movilización para hacer la entrega de sus renuncias al MAS. «Hoy dejamos el MAS, pero no nos quedamos sin casa. Vamos a refundar nuestro instrumento político”, añadió.
A pocos metros, la exministra Teresa Morales, figura clave en el gobierno de Evo Morales, reafirmaba el desafío. «Nos vamos, pero el pueblo sigue adelante. La verdadera militancia se llevará consigo la esencia del MAS», exclamó ante los medios.

UNA FRACTURA ANUNCIADA
El quiebre en el MAS – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) se arrastraba desde hace meses, pero el punto de inflexión llegó en noviembre de 2024, cuando el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) otorgó el control del partido a la facción oficialista de Luis Arce, dejando fuera de juego a Morales y su entorno.
Para los “evistas”, fue la señal definitiva de que el MAS ya no les pertenecía. La batalla legal había terminado, y con las elecciones presidenciales fijadas para el 17 de agosto, el tiempo apremiaba.
El expresidente Evo Morales, inhabilitado por el TCP para postular nuevamente, intenta mantenerse en la contienda sellando una alianza con el Frente Para la Victoria (FPV), un partido con sigla registrada. Sin embargo, dentro de su propio movimiento surgió una alternativa más ambiciosa: fundar un nuevo partido desde cero.
Así nació la idea de la “refundación” del instrumento político, con nombres tentativos como «Evo Pueblo» o «Masi».

La salida del MAS no es solo simbólica. El próximo paso será la convocatoria a un congreso nacional entre el 29 y el 31 de marzo en Lauca ‘Ñ’, en el departamento de Cochabamba, bastión político del líder cocalero.
«En La Paz, tenemos registrados 400.000 militantes en el órgano electoral», explicó Omar Arce, dirigente del bloque evista. «La renuncia es voluntaria, y en marzo definiremos el nuevo nombre, los colores y la estructura de nuestra organización», agregó.
A diferencia de la alianza con el FPV, este nuevo partido no busca una solución temporal, sino una plataforma sólida para las futuras elecciones. Con o sin Morales en la boleta, sus seguidores parecen dispuestos a seguir adelante.

